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Historias de la Tierra

La salvación de todo un mundo

Judaísmo

 

Tres rabíes debatían sobre las enseñanzas ocultas de la Torá, la ley escrita, a la luz de las enseñanzas orales de Moisés transmitidas de generación en generación.

Debatían sobre por qué Dios, HaShem, el Nombre, había creado a la humanidad a través de un único ser humano, Adán.

—¿Por qué no nos creó en un principio a cientos o miles de seres humanos? –se preguntó uno de ellos, un rabí joven– Quizás le habría resultado más fácil. Tuvo que haber algún motivo para que HaShem creara sólo uno, hombre-mujer, en el principio.

—La tradición nos explica que HaShem creó primero sólo a Adán para mostrarnos la importancia de una única vida humana –explicó el segundo rabí, un anciano muy versado en el Talmud–. Sólo un hombre, Adán, fue creado en un principio para enseñarnos que, si alguien destruye una vida del pueblo judío, es como si hubiera destruido a toda la humanidad; y que quienquiera que salve una vida del pueblo judío, es como si hubiera salvado a toda la humanidad.

El joven asintió con la cabeza captando el profundo significado de la enseñanza talmúdica. Pero entonces intervino el tercer rabí.

—¿Y no podría aplicarse eso no sólo a la vida de un judío, sino a toda vida humana? –preguntó éste, intentando llevar el debate a otro terreno.

El rabí más anciano frunció el entrecejo reflexionando, mientras el joven esperaba también su respuesta, intrigado.

—Bueno… sí… –respondió vacilante–. Podríamos decir que esta afirmación no sólo debería aplicarse al pueblo judío, sino a todo ser humano, en tanto en cuanto todos los seres humanos proceden de Adán.

»Pero, mirándolo más a fondo –continuó el anciano ahondando sus reflexiones–, también es cierto que, en el Génesis, cuando Caín mató a Abel, HaShem le recriminó diciendo “las sangres de tu hermano claman”. No le dijo “la sangre”, sino “las sangres”, refiriéndose tanto a la sangre de Abel como la de todos sus descendientes. En este sentido, podríamos decir que quienquiera que destruya una vida humana es como si hubiera destruido a toda la humanidad, y que quienquiera que salve una vida humana es como si hubiera salvado a toda la humanidad.»

El tercer rabí sonrió satisfecho, al ver que el anciano venía a confirmar sus intuiciones, y preguntó de nuevo:

—¿Y no podría aplicarse tal enseñanza talmúdica a toda vida, con independencia de si es una vida humana o no?

La nueva pregunta sumió al anciano rabí en una reflexión aún más profunda. Durante poco más de un minuto estuvo callado, mientras los otros dos rabíes esperaban pacientemente una respuesta por su parte.

—Yo diría… –se arrancó finalmente el anciano rabí– que sí podría aplicarse a toda vida, y no sólo a la vida humana, pues, en el Génesis dice que HaShem puso a Adán en la creación «para trabajarla y cuidar de ella». Pero, si atendemos a los verbos hebreos que aparecen en la Escritura, veremos que el primero de ellos es le’ovdah, que significa, literalmente, «servirla», y que el segundo es leshomrah, que significa «guardarla, custodiarla». Y hay que reconocer que este verbo aparece en nuestra tradición para describir las responsabilidades del guardián de una propiedad que pertenece a otro. Según esta tradición, el guardián tiene que vigilar y proteger, y se le puede responsabilizar por negligencia si hay pérdidas en aquello que se custodia.

»Desde la Torá se podría concluir por tanto que, si Adán era el encargado de servir y custodiar a toda la creación, la muerte de un solo hombre podría significar también la muerte de todas las criaturas creadas por HaShem.

»Así pues, creo humildemente que sí podríamos afirmar que quienquiera que destruya una vida es como si hubiera destruido el mundo, y que quienquiera que salve una vida es como si hubiera salvado el mundo.»

El tercer rabí sonrió satisfecho, se quedó mirando a sus dos compañeros y, con una sonrisa pícara, añadió:

—Y, si aceptamos que salvar una vida supone salvar un mundo… ¿no podríamos llegar a la conclusión de que un único ser humano puede salvar a todo un mundo?

 

Composición narrativa a partir de textos talmúdicos y de comentarios rabínicos, de Grian A. Cutanda (2024).

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.

 

Comentarios

En la tradición judía no existe, que sepamos, un relato tradicional como el que acabamos de ofrecer relativo a estas enseñanzas talmúdicas; no, al menos, en forma narrativa. Pero sí existen las reflexiones, elucubraciones y conclusiones que se reflejan aquí en las tradiciones del propio Talmud y en distintos comentaristas rabínicos. Lo único que hemos hecho ha sido darle un formato narrativo.

Concretamente, el núcleo de la discusión –que quien mate o salve una vida es como si destruyera o salvara un mundo– se puede encontrar bajo los diferentes aspectos expresados aquí en el Talmud, específicamente en la Mishná, Sanedrín 4:5.

¿Podría alguien suponer que esta idea se encuentra también en el Qorán, concretamente en Qorán 5:32?

Por esto les decretamos a los hijos de Israel que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, fuera como haber matado a la humanidad entera. Y que quien salvara una vida, fuera como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad.

Resulta paradójico que los seguidores de dos religiones tan enfrentadas –tres si contamos al cristianismo, como heredero y en cierto modo continuador de la tradición judía– hayan hecho tanto caso omiso a este precepto fundamental de sus creencias, al punto de perpetrar, todos ellos, verdaderos genocidios, algunos de ellos en los últimos cien años.

Por lo demás, este precepto de las tres religiones monoteístas más importantes del mundo viene a resaltar una de las ideas clave en las que se fundamenta la Carta de la Tierra, la de que «Todo individuo, familia, organización y comunidad, tiene un papel vital que cumplir». De hecho, como sugiere aquí el tercer rabí, quizás un solo ser humano podría ser el causante, consciente o inconsciente, de la salvación de toda la Comunidad de Vida terrestre.

 

Nuestro más sincero agradecimiento a Juli Peradejordi, escritor, editor y experto en temas relacionados con el judaísmo, que nos hizo una revisión de estas páginas.

 

Fuentes

  • Abramovitz, J. (sf). Sanhedrin 4:4-5. Orthodox Union Torah. https://outorah.org/p/11582/
  • Bleefeld, B. R. y Shook, R. L. (2001). Parábolas del Talmud. Barcelona: Ediciones Obelisco.
  • Sacks, J. (sf). The stewardship paradigm. My Jewish Learning. https://www.myjewishlearning.com/article/the-stewardship-paradigm/

 

Texto asociado de la Carta de la Tierra

El camino hacia adelante: Todo individuo, familia, organización y comunidad, tiene un papel vital que cumplir.

 

Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar

Preámbulo: Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común.

Preámbulo – Responsabilidad universal: Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados.

Preámbulo – Responsabilidad universal: Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su amplitud.

Principio 1b: Afirmar la fe en la dignidad inherente a todos los seres humanos y en el potencial intelectual, artístico, ético y espiritual de la humanidad.

Principio 16: Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.

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