El reno y el lobo son uno

Pueblo Inuit – Canadá, Alaska y Groenlandia

 

Al principio había una mujer y un hombre, y nada más caminaba, nadaba o volaba por el mundo hasta que, un día, la Mujer hizo un gran agujero en el suelo y se puso a pescar en él. De uno en uno sacó a todos los animales, y el ultimo que sacó del agujero fue el reno. Entonces, Kaila, que es el Dios del Cielo, le dijo a la mujer que el reno era el mejor regalo de todos, pues el reno serviría de sustento al ser humano.

La Mujer dejó libre al reno y le dijo que recorriera la tierra y se multiplicara, y el reno hizo lo que la mujer le había dicho; y, con el tiempo, la tierra se llenó de renos, de manera que los hijos de la Mujer pudieron cazar bien, y se alimentaban y se vestían, y tenían buenas tiendas de piel en las que vivir, todo gracias al reno.

Pero los hijos de la Mujer solo cazaban a los renos grandes y gordos, pues no les apetecía matar a los débiles, a los pequeños y a los enfermos, porque no eran buenos para comer ni sus pieles eran buenas, por lo que, al cabo de un tiempo, llegó a haber más renos enfermos y débiles que gordos y fuertes. Y, cuando los hijos vieron esto, se quedaron consternados y se lamentaron ante la Mujer.

Entonces, la Mujer hizo magia y habló con Kaila, y dijo:

—No hiciste bien tu trabajo, pues el reno está débil y enfermo. Y, si nos lo comemos, nos vamos a debilitar y a poner enfermos también.

Kaila escuchó a la Mujer y dijo:

—Mi obra es buena. Se lo diré a Amarok [el espíritu del Lobo] y él se lo dirá a sus hijos. Ellos se comerán a los renos enfermos, a los débiles y a los pequeños, para que la tierra quede para los fuertes y buenos.

Y esto es lo que ocurrió, y éste es el motivo por el cual el reno y el lobo son uno, pues el reno alimenta al lobo, pero es el lobo el que mantiene fuerte al reno.

 

Paráfrasis de Farley Mowat sobre un relato de Ootek, un chamán inuit (1988).

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.

 

Comentarios

Nos encontramos aquí ante una lección ancestral de interdependencias, evolución conjunta de las especies y equilibrios en los sistemas complejos ecológicos. Pues, curiosamente, la sabiduría ancestral, basada en la observación y el conocimiento intuitivo de los chamanes inuit, se adelantó en varios siglos, quizás milenios, a los descubrimientos científicos del siglo xxi, como veremos a continuación.

El mito de la creación inuit que tenemos arriba lo transmite el naturalista y medioambientalista canadiense Farley Mowat en su libro de ficción autobiográfica, Never Cry Wolf (1963, 1988), del cual Disney haría una película con el mismo título en el año 1983. Mowat conoció a Ootek, «un chamán menor, o sacerdote mágico, en su propia tribu», en 1958, durante un estudio de campo sobre el lobo ártico que realizó por encargo del Canadian Wildlife Service. Este organismo oficial canadiense le encargó obtener pruebas que sustentaran las declaraciones de tramperos y comerciantes de que los lobos habían hecho descender peligrosamente la población de renos durante sus migraciones, motivo por el cual éstos exigían que se «controlara» la población de lobos.

Mowat realizó su investigación en la región del Lago Nueltin, en el territorio de Nunavut, en el extremo septentrional de Canadá, donde sólo los inuit inuvialuit tenían sus territorios ancestrales. Mowat (1988) cuenta de Ootek en una de sus primeras conversaciones:

… le interesaban mucho los lobos, en parte porque su tótem personal, o espíritu que le ayudaba, era Amarok, el Ser Lobo. (…)

… me contó que, cuando era un niño de unos cinco años, su padre, un chamán de renombre, lo había llevado a una guarida de lobos y lo había dejado allí durante veinticuatro horas, durante las cuales se hizo amigo de los cachorros y jugó con ellos en pie de igualdad, y que los lobos adultos lo olfateaban, pero no lo molestaban. (pp. 80-81)

Durante sus largas semanas de estudio sobre los lobos árticos, Mowat recibió mucha información sobre los equilibrios del ecosistema de la zona, incluyendo uno que le sorprendió enormemente y que, en un principio, no pudo aceptar desde su mentalidad racionalista occidental: específicamente, la explicación que se transmitía desde hacía generaciones en la cultura inuit a través del mito de la creación que se puede leer arriba. Pero Ootek añadía:

—Ya te lo dije –comentó Ootek–. El reno alimenta al lobo, pero es el lobo quien mantiene fuerte al reno. Sabemos que, si no fuera por el lobo, pronto dejarían de existir los renos, pues morirían al extenderse la debilidad entre ellos. (…)

Ootek también subrayó el hecho de que, una vez conseguida la presa, los lobos dejaban de cazar hasta que se agotaban las provisiones y se veían obligados por el hambre a volver al trabajo. (p. 134)

Finalmente, Mowat terminaría por dar la razón a Ootek, pues, más adelante, escribe:

A medida que pasaban las semanas hacia el final del verano, la validez de la tesis de Ootek se hacía cada vez más evidente. La importancia vital del lobo en la conservación del reno, más que en su exterminio, me parecía irrefutable. (p. 137)

Mowat sería criticado por otros naturalistas y zoólogos por aceptar tales explicaciones, e incluso muchos llegarían a dudar de la veracidad de lo que contaba en su libro. Detrás de tales críticas estaría, sin duda, la visión del mundo modernista y excesivamente racionalista de los científicos naturales de la época, que no podían aceptar por válidas las explicaciones de unos pueblos supuestamente «primitivos», que, además, no encajaban con las tesis evolutivas, imperantes en la época, de la competencia descarnada por la supervivencia. Pero quizás también muchas de las críticas a Mowat pudieran proceder de los intereses de determinados colectivos para quienes el reno era una fuente de ingresos sustancial. Y esto porque Mowat concluía su estudio afirmando que la principal razón del declive de población de los renos eran los cazadores humanos, y no precisamente los cazadores inuit, sino los cazadores blancos. También señaló que los lobos se alimentaban principalmente de pequeños mamíferos y roedores, que les resultaban mucho más fáciles de cazar y que entrañaban menos riesgos que la caza de animales de gran tamaño y fuerza; y que, cuando los lobos cazaban algún reno, fijaban su objetivo en ejemplares enfermos o debilitados, y que nunca cazaban más de lo que necesitaban.

Todavía tendrían que pasar más de 50 años hasta que una investigación de la Universidad de California en Santa Cruz llegara a confirmar la precisión de la sabiduría ancestral de los inuit de la región de Nunavut, en Canadá. El estudio (Wilmers et al., 2020), realizado sobre las poblaciones de alces y lobos de la región septentrional del Parque Nacional de Yellowstone durante 20 inviernos de observación de 17 manadas de lobos, llegó a la conclusión de que, 25 años después del regreso de los lobos a Yellowstone,

los depredadores que algunos temían que acabaran con los alces han demostrado ser más bien una fuerza estabilizadora. (…) las investigaciones demuestran que, al reducir las poblaciones y eliminar a los animales débiles y enfermos, los lobos están ayudando a crear manadas de alces más resistentes. (Peterson, 2020)

Wilmers y sus colaboradores descubrieron que, en los años en que la cantidad de precipitaciones de lluvia y nieve son las habituales, los lobos cazan a alces hembras de avanzada edad, por ser los más fáciles de abatir. Pero que, en los años especialmente secos, en los que los alces no encuentran pastos tan abundantes, los lobos cazan principalmente alces machos, dado que éstos se hallan muy debilitados, sobre todo después de la época de la berrea, de sus combates con otros machos y de los apareamientos, y merced a que proporcionan de media unos 150 kilos más de carne que las hembras. De este modo, las hembras tienen mayores oportunidades de sacar adelante a sus crías y de mantener la población de alces.

Pero, además, según el estudio, la población de lobos de la zona –entre 300 y 350 ejemplares–,

… podría ayudar a las manadas de alces a capear los peligros de un clima más inestable (…). Por ejemplo, las manadas de alces que mantienen números constantes, en lugar de crecer y decrecer, pueden resistir mejor el incremento en la frecuencia de sequías, un impacto del cambio climático que ya se está produciendo en la región. (íbid.)

En resumen, como hubiera dicho Ootek desde la sabiduría y la ciencia ancestral de su pueblo, también aquí «El alce y el lobo son uno».

Demos la bienvenida al sorprendente universo de las interdependencias. (Al respecto de las interdependencias en los sistemas complejos, invito a escuchar el episodio 6 de mi programa de radio-pódcast Midnight Sun, que emití en noviembre de 2023. Véase abajo, Cutanda, 2023).

 

Fuentes

  • Cutanda, G. A. (2023 Nov 20). Dime cómo ves el mundo y te diré lo que has hecho con él (2): Interdependencias. Midnight Sun – El Sol de Medianoche. Disponible en https://www.patreon.com/posts/006-20-11-203-el-93266215
  • Ecoo sfera (2022 Dec 6). El lobo Astur. En «Seis leyendas indígenas de alrededor del mundo con invaluables lecciones para todos». Ecoosfera. Disponible en https://ecoosfera.com/wellness/6-leyendas-indigenas-de-alrededor-del-mundo-con-invaluables-lecciones-para-todos/
  • Mowat, F. (1988). Never Cry Wolf. Toronto, Canadá: Bantam, pp. 84-85. (Trad. cast.: Los lobos también lloran. Almenara: Tundra, 2015).
  • Peterson, C. (2020 Jul 10). 25 years after returning to Yellowstone, wolves have helped stabilize the ecosystem. National Geographic. Available on https://www.nationalgeographic.com/animals/article/yellowstone-wolves-reintroduction-helped-stabilize-ecosystem
  • Sánchez, E. (2019 Ene 22). La leyenda del lobo Astur, una historia sobre el equilibrio. La mente es maravillosa. Disponible en https://lamenteesmaravillosa.com/la-leyenda-del-lobo-astur-una-historia-sobre-el-equilibrio/
  • Wilmers, C. C. et al. (2020). How climate impacts the composition of wolf-killed elk in northern Yellowstone National Park. Journal of Animal Ecology, 89(6), 1511-1519.

 

Texto asociado de la Carta de la Tierra

Principio 5c: Promover la recuperación de especies y ecosistemas en peligro.

 

Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar

Preámbulo.- Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común.

Principio 1a: Reconocer que todos los seres son interdependientes y que toda forma de vida tiene valor, independientemente de su utilidad para los seres humanos.

Principio 5a: Adoptar, a todo nivel, planes de desarrollo sostenible y regulaciones que permitan incluir la conservación y la rehabilitación ambientales, como parte integral de todas las iniciativas de desarrollo.

Principio 6a: Tomar medidas para evitar la posibilidad de daños ambientales graves o irreversibles, aun cuando el conocimiento científico sea incompleto o inconcluso.

Principio 7: Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.