El sufí y el sultán

Sufismo persa – Irán

 

Un derviche, que había hecho voto de soledad, se había aislado del mundo en un desierto cuando dio en pasar por allí la caravana de un rey con su séquito. El derviche se hallaba en ese momento sumergido en una profunda contemplación, por lo que ni siquiera se percató de la presencia de la comitiva y, por tanto, no se postró ante el paso del rey, como hacía todo el mundo en el país. Al rey le encontró de buen talante, pero, con todo, dijo molesto:

—Estos que visten con harapos más parecen bestias, pues ni siquiera reconocen a un rey.

Entonces, el visir, queriendo hacer méritos ante el rey, descendió de su cabalgadura y, tras empujar con el pie al derviche, dijo:

—El sultán de toda la tierra está pasando ante ti, derviche. ¿Es que no vas a rendirle pleitesía como es debido?

Y el derviche, reincorporándose a su lugar y sin perder ni un ápice la compostura, respondió:

—Que el sultán busque homenajes en quienes esperan sacar partido de su buena voluntad. Y dile, además —añadió—, que a los reyes se les creó para proteger a sus súbditos y cuidar de ellos, y no para que los súbditos les sirvan a ellos.

«El rey es el custodio y guardián de los humildes, aunque él viva entre riquezas, del mismo modo que las ovejas no están ahí para cuidar del pastor, sino el pastor de las ovejas.»

El visir, al igual que el rey y sus cortesanos, se quedó mudo de estupor ante la osadía del derviche. No habiendo nadie que le hiciera callar, el derviche continuó así:

—Cuando veo a un hombre exhibiendo sus riquezas, lo primero que me pregunto es quiénes serán desgraciados por su causa. Pero el tiempo todo lo pone en su sitio. No tienes más que esperar unos días, y el polvo nos consumirá el cerebro a todos. Llegado ese momento, no vais a poder diferenciar entre un rey y un esclavo. Cuando el decreto del destino nos alcance a todos y abran nuestras tumbas, ¿quién va a diferenciar al rico del pobre?

El sultán quedó impresionado, no sólo con la valentía del derviche, sino también con su sabiduría.

—Pídeme un deseo —le dijo benevolentemente.

—Lo único que deseo de ti es que me dejes en paz y no me vuelvas a importunar —respondió el derviche con insolencia.

—Bueno, pues… dame algún consejo —insistió el sultán aceptando su desplante.

—Que seas consciente, ahora que tienes poder y riquezas, que éstos pasan de mano en mano.

 

Adaptación de Grian A. Cutanda (2018).

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.

 

Comentarios

Esta historia es una adaptación del relato número 28 del primer capítulo del Gulistán de Sa’adi de Shiraz, concretamente de la traducción al castellano aparecida en WebIslam (Sa’adi, 2000).

Sa’adi es uno de los más importantes poetas persas de la época medieval, pero a la belleza de sus poemas hay que añadir en él una profunda conciencia social. Viajero infatigable, algunos autores lo comparan con el cristiano Marco Polo. Pero esa sensibilidad social establece una diferencia fundamental entre ellos: mientras Marco Polo gustaba de relacionarse en sus viajes con los más poderosos, Sa’adi prefería la compañía de la gente más humilde, como mercaderes, agricultores, vagabundos, ladrones y mendigos sufíes.

 

Fuentes

  • Sa’adi de Shiraz (2000, August 28). El sufí contra el poder. WebIslam. Retrieved from https://www.webislam.com/cuentos/18508-el_sufi_contra_el_poder.html.

 

Texto asociado de la Carta de la Tierra

Principio 13: Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.

 

Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar

Preámbulo: La situación global.- Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos.

 

Principio 9c: Reconocer a los ignorados, proteger a los vulnerables, servir a aquellos que sufren y posibilitar el desarrollo de sus capacidades y perseguir sus aspiraciones.

 

Principio 10d: Involucrar e informar a las corporaciones multinacionales y a los organismos financieros internacionales para que actúen transparentemente por el bien público y exigirles responsabilidad por las consecuencias de sus actividades.