La red de Indra

Budismo indio

 

Una noche, al término de uno de los retiros vassa, en el parque de Jetavana, en Śrāvastī, uno de los seguidores de Buda le preguntó:

—¿Cuál es el fundamento último de la vida y del mundo, Maestro?

Sidarta Gautama levantó los ojos al cielo y contempló las estrellas, y de pronto esbozó una sonrisa, como recordando.

—El fundamento último de la vida y el mundo es la red de Indra, dios de las fuerzas naturales que protegen y nutren la vida –dijo finalmente, bajando los ojos para contemplar fijamente a su discípulo–. Indra estableció los cimientos del mundo en el Cielo Tushita. Para ello, colgó sobre su palacio, en el Monte Meru, una red de hilos de seda, como la tela de una araña que se extendiera hasta el infinito en todas direcciones. En cada nudo de la red puso una gema preciosa, que refleja en sus perfectas facetas a todas las demás gemas que cubren la red hasta el infinito. Pero, además, cuando te acercas a observar cada una de esas gemas, descubres que las gemas reflejadas en ellas reflejan a su vez todas y cada una de las demás gemas del inmenso tejido de seda… y así hasta el infinito.

—No entiendo, Maestro –dijo el discípulo frunciendo el ceño–. ¿Dónde están todas esas gemas de las que hablas? Yo no las veo en este mundo.

—Tú eres una de esas gemas –respondió Buda–, y cada persona, cada animal, cada árbol y planta, cada insecto, cada mota de polvo que se mece bajo los rayos del sol y cubre los caminos, es una gema de la red de Indra. Y cada emoción que sientes, y cada sentimiento que haya sentido alguna vez algún ser, aunque fuera miles de años atrás, y cada idea que ha cruzado por el pensamiento de cada ser desde el principio de los tiempos, es una gema de la red de Indra.

“Dentro de ti se refleja todo cuanto existe y todo cuanto ha existido alguna vez en el universo, y tú te reflejas a tu vez en todo cuanto existe. Estás dentro de cada ser humano, de cada animal, árbol y planta, de cada mota de polvo, de cada idea o pensamiento, de cada sentimiento hasta el infinito. A cada instante, el mundo entero está dentro de ti y tú estás dentro de todo cuanto existe.

“Ésta es la verdad última de la vida y el mundo, la verdad de la existencia común y de la interdependencia. Aunque en tu pensamiento te veas como un ser independiente y separado del resto del mundo, en realidad formas parte de la existencia común de todo cuanto alguna vez haya sido. Jamás podrías existir en virtud de ti mismo, por ti solo; pues existes en virtud de la gloriosa existencia de todo cuanto hay a tu alrededor.”

Una lágrima asomó en los ojos del discípulo, y todas las estrellas del cielo se reflejaron en ella como en una gema. Y Gautama Buda añadió, con una mirada que parecía acariciar el alma al discípulo:

—Es por eso que os digo que cuidéis de la felicidad de todo cuanto os rodea y de todos los seres, tanto si os parece que sienten y tienen vida como si no, pues ellos tienen su existencia también en lo más profundo de vuestro corazón.

 

Adaptación de Grian A. Cutanda (2018).

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.

 

Comentarios

La metáfora de la red de Indra se desarrolló en el siglo III dentro del budismo Mahāyāna, concretamente en el Avatamsaka Sutra, y posteriormente, entre los siglos VI y VIII en la Escuela Huáyán de China. Numerosos autores han llamado la atención sobre la metáfora de la red de Indra como una explicación, desde el conocimiento intuitivo, de los descubrimientos científicos sobre la matriz relacional no-dual, holográfica y fractal del universo.

 

Fuentes

Existen múltiples fuentes de calidad sobre esta historia, una de ellas:

  • Wells, L. (2003). The Net of Indra. En Cox, A. & Albert, D. (eds.), The Healing Heart: Communities Storytelling to Build Strong and Healthy Communities (p. 50). Gabriola Island, BC: New Society Publishers.

 

Texto asociado de la Carta de la Tierra

Preámbulo: Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas.

 

Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar

Preámbulo: Los retos venideros.- Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.

 

Principio 1a: Reconocer que todos los seres son interdependientes y que toda forma de vida tiene valor, independientemente de su utilidad para los seres humanos.

 

El camino hacia adelante: El proceso requerirá un cambio de mentalidad y de corazón; requiere también de un nuevo sentido de interdependencia global y responsabilidad universal.