Las dos machi
Pueblo Mapuche – Chile y Argentina
Para mi Pueblo Mapuche, los machi son los médicos religiosos que viven en nuestra Nación Mapuche. Ellas o ellos se conectan con el mundo sobrenatural de los espíritus y con la Mapu, la tierra del hombre y la mujer mapuches.
Hace muchos años, cuando era pequeñita, en mis viajes de vacaciones, donde me quedaba el máximo de tiempo posible, fuera invierno o verano, durante los inviernos era tradición sentarse alrededor del fogón. Y, mientras nuestra abuelita tomaba su mate con mucha tranquilidad, nos relataba cuentos o epew, como les decimos nosotros, los mapuche.
Cuando jovencita, mi abuelita Suyay –Esperanza– fue invitada a una comunidad que se llamaba Xaixaiko, que se ubicaba en la ribera norte del Lago Kalafkén. Había ahí muchas cascadas, y cerca de una de ellas vivía la machi Aylen Kütral –Fuego de Brasas. Antiguamente, las machi se acercaban a la cascada para hacer rogativas, para ofrecer sus pillantún –oraciones–, con un animal y un ave como ofrendas, en agradecimiento por los favores concedidos. En esa cascada se consagraban los werkén, los machi y los lonko.
En la lof –comunidad– habitaban dos machi, Antü Kuyén –Sol y Luna– y Aylen Kütral –Fuego de Brasas. Las dos eran muy queridas y respetadas por la comunidad donde vivían. Aylen Kütral siempre estaba al alero del lonko –jefe, cabeza–, y participaba en los conversatorios, los parlamentos y juntas importantes.
Cuentan que, un día, en una junta de lonkos, las dos machi se mostraron en desacuerdo sobre varios puntos que ahí se trataron, sobre cómo dirigir a la comunidad para hacer los tratados correctos, con el fin de mantener a su gente en paz y armonía. El lonko le recomendó a Aylen Kütral que no contradijera a la machi Antü Kuyén, porque ésta era una machi muy poderosa, de gran newén –fuerza espiritual–, y le dijo que le resultaría muy difícil derribarla.
Pero Aylen, obstinada en su parecer, comenzó a averiguar el modo de conseguir mayores poderes, para así enfrentarse a esta potente machi. Unas abuelas le sugirieron que llevara un cordero de pelaje negro y un gallo de plumas blancas para hacer una rogativa, para que los espíritus que habitaban en ella pudieran alcanzar una fuerza indómita, para así conseguir todos sus petitorios, sin pensar en las consecuencias, sin pensar en que su comunidad pudiese terminar perjudicada.
El lonko se dio cuenta tarde de que Aylen había conseguido lo que buscaba, pues Aylen había dado inicio ya a una guerra de poderes entre las dos machi. La machi Antü comentó en la lof –comunidad– que estaba sufriendo una invasión de wekufes –espíritus malignos–, entre ellos chonchones y anchimallenes, que estaban atacando su fuerza espiritual de machi. La machi Antü se sentía sin fuerzas, pero por medio de la oración volvía a levantarse como el Ave Fénix para proteger a su pueblo. Sin embargo, Antü se percató también de que su familia era atacada una y otra vez, enfermando desde su abuelo a su hijo más pequeño, de modo que la machi se puso como escudo en defensa de su amada familia, al punto de casi fallecer.
Esa lucha entre las dos machi duró varios años, en los cuales la gente padeció muchas enfermedades, así como escasez de alimentos, sequías y pobres cosechas. Durante todos esos años, la machi Antü no pudo ayudar a su comunidad, al tener que defenderse de los malos espíritus.
Así pues, un día, el lonko reunió a los kimche –las personas sabias de la comunidad–, a los más antiguos, a los werkenes –mensajeros– y les dijo a todos sus lanmieng –hermanos.
―¿Qué haremos, gente mía? ¿Cómo nos protegeremos de estos espíritus malignos que la machi Aylen trajo a nuestras vidas? Ella ya no es apta para que nos guíe espiritualmente a toda la comunidad.
Así pues, tomaron una decisión. Llevaron un caballo blanco, un cordero, alimentos porotos, lentejas, trigo y semillas de verduras a los pies de la cascada, y estuvieron cuatro días y cuatro noches orando al Chaw –dueño de la tierra, de los seres humanos, de los cuatro elementos (fuego, aire, agua, tierra) y del universo. Le brindaron como ofrenda todos estos alimentos y animales, con el solo hecho de revertir esta mala energía, que estaba perjudicando con sequías, hambre y enfermedades a sus lanmieng –hermanos–, e hicieron pillantún –oración– por la machi Antü.
Al cuarto día de rogativa comenzó a lloviznar. Todos gritaban de alegría, dándole gracias al Chaw. Y el lonko envió a un werkén a buscar a la machi Antü, que estaba postrada y enferma en su ruka –casa. Pero ella estaba vestida ya con todo su atuendo de machi y su kultrún, que es un instrumento sagrado de percusión, hecho con cuero de animal y de madera nativa, instrumentos para ceremonial. La machi, junto con su comunidad, agradecieron al Chaw por todos los favores concedidos; y, al final, la machi Antü recibió nuevamente todos los dones que el Chaw, el universo y la Tierra les dan a las machis.
La machi Aylen fue desposeída de sus poderes y relegada a vivir en otra comunidad, mientras se reunían muchos mocetones con banderas blancas, en agradecimiento por los alimentos y el agua caída en abundancia, y banderas negras por las lluvias, junto a los niños, mujeres y ancianos; y todos dieron las gracias con sus afafanes, que es un grito de aliento para levantar la energía:
―¡Ayayayayayayayayayayyyyyy!
Esta energía o newén fue ofrendada a los pies de la cascada del Lago Kalafkén, al sur de la actual Chile, en la Nación Mapuche, de mi Wallmapu, donde nací rodeada de volcanes, mares, lagos y montañas.
Adaptación de Nancy San Martín, pedagoga, investigadora, compositora, e intérprete de música intercultural mapuche y latinoamericana (2020).
Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.
Comentarios
Si se le puede aplicar la palabra «indómito» a algún pueblo originario de las Américas, ése es, sin duda, el Pueblo Mapuche. Desde la llegada de los españoles en 1536 –desde la Batalla de Reinohuelén–, los mapuche fueron un problema constante para la corona española durante más de doscientos años. De hecho, se llegaría a hablar de este conflicto como del «Flandes indiano», por ser el que mayor cantidad de bajas provocó entre las tropas españolas del Nuevo Mundo, que llegaron a perder batallas incluso en campo abierto (Guerra de Arauco, s.f.). Llegaría un momento en que la invasión española desistiría de seguir avanzando más allá del Río Biobío, debido a la feroz resistencia mapuche.
Sería ya en el siglo xix, cuando el gobierno chileno iría doblegando poco a poco la resistencia indígena mediante la colonización jurídica legal. En 1823, el gobierno chileno promulgó una ley por la cual «lo actual poseído según ley por los indígenas se les declara en perpetua y segura propiedad» (Nouaille, 2010, p. 778). Todo un regalo envenenado pues, una vez establecida la propiedad privada y aceptada por los mapuche, el resto sería una sucesión de leyes que, poco a poco, iría privando a las comunidades mapuche de sus tierras, para ponerlas en manos de colonos y comerciantes amparados por el estado chileno.
Progresivamente, los distintos gobiernos fueron asimilando a la Nación Mapuche a los modos de vida de la sociedad chilena, otorgando privilegios legales sólo a algunos de sus miembros en las comunidades, estrategia política que traería como consecuencia la disensión, los conflictos y las divisiones internas entre los propios mapuche. Lentamente, a lo largo del siglo xix, la forma de vida originaria se iría degradando, mientras los gobiernos de Chile se aprovechaban de la división de la propiedad comunal y su conversión en propiedad individual para seguir introduciendo colonos y empresas en lo que en otro tiempo había sido el Wallmapu, las tierras ancestrales de los mapuche (Nouaille, 2010).
El proceso de destrucción de la forma de vida mapuche continuaría durante el siglo xx, con un punto álgido de represión durante la dictadura fascista del General Augusto Pinochet, desde 1979, y la instauración del modelo económico neoliberal en todo el país. Mientras la detención por sospecha en las ciudades chilenas era de un 6% de la población, en las comunidades mapuche las detenciones se elevaban hasta el 20% (Nouaille, 2010).
Herencia de la dictadura de Pinochet sería la ley antiterrorista, con la que se ha seguido controlando a los mapuche durante décadas en sus protestas violentas con destrucción de propiedad privada, como los camiones y la maquinaria de las compañías madereras que entraban en sus territorios. De hecho, la Corte Interamericana ha condenado en varias ocasiones al estado de Chile por esta ley (Molina, 2020), mientras que Amnistía Internacional hacía pública su denuncia en fecha tan reciente como mayo de 2018 (Amnistía Internacional, 2018).
Resulta llamativo que, con un 12,7% de población de origen indígena, Chile no reconozca la existencia de «pueblos» indígenas, sino de «etnias», lo cual impide todo ejercicio jurídico y apunta a una concepción obsoleta de la idea de estado (Molina, 2020).
Pero, al menos entre la población, parece que las cosas están comenzando a cambiar. Según una encuesta de agosto de 2020, el 93% de los encuestados entre la población general de Chile está a favor de que una nueva Constitución reconozca a los mapuche, mientras un 73% piensa que este pueblo originario debería tener incluso cupos reservados en el congreso de la nación. En la raíz de todo esto podría hallarse también el progresivo reconocimiento de su origen mapuche entre sectores populares de la población chilena, que estarían valorando ahora con orgullo su ascendencia antes ocultada (Molina, 2020).
Sin embargo, el conflicto entre el Pueblo Mapuche y el Estado Chileno perdurará mientras el modelo económico chileno siga basándose en la explotación de recursos naturales, ya que buena parte de ellos se hallan, precisamente, en la Araucanía, las ancestrales tierras mapuche.
Fuentes
- Amnistía Internacional (5 mayo 2018). Chile: Autoridades deben dejar de criminalizar personas mapuches a través de Ley Antiterrorista. Disponible en https://www.amnesty.org/es/latest/news/2018/05/chile-autoridades-deben-dejar-de-criminalizar-personas-mapuches-a-traves-de-ley-antiterrorista/
- Guerra de Arauco (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 28 Agosto 2020 desde https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Arauco
- Molina, P. (2020, Agosto 11). Mapuches en Chile: 4 claves para entender el centenario conflicto que enfrenta al pueblo indígena y al estado (¿y podría cambiar algo con la nueva constitución?). BBC News. Disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53673734
- Nouaille, T. (2010). El problema mapuche. ¿La fuerza de la ley o la ley de la fuerza? Bulletin Hispanique, 112(2), 775-803.
- San Martín, N. (2020). Aylen Kütral y Antü Kuyén. Relato compartido generosamente por la adaptadora para La Colección de Historias de la Tierra.
Texto asociado de la Carta de la Tierra
Principio 13f: Fortalecer las comunidades locales, habilitándolas para que puedan cuidar sus propios ambientes y asignar la responsabilidad ambiental en aquellos niveles de gobierno en donde puedan llevarse a cabo de manera más efectiva.
Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar
Principio 11b: Promover la participación activa de las mujeres en todos los aspectos de la vida económica, política, cívica, social y cultural, como socias plenas e iguales en la toma de decisiones, como líderes y como beneficiarias.
Principio 13b: Apoyar la sociedad civil local, regional y global y promover la participación significativa de todos los individuos y organizaciones interesados en la toma de decisiones.
Principio 13e: Eliminar la corrupción en todas las instituciones públicas y privadas.
Principio 16b: Implementar estrategias amplias y comprensivas para prevenir los conflictos violentos y utilizar la colaboración en la resolución de problemas para gestionar y resolver conflictos ambientales y otras disputas.
El Camino Hacia Adelante: La vida a menudo conduce a tensiones entre valores importantes. Ello puede implicar decisiones difíciles; sin embargo, se debe buscar la manera de armonizar la diversidad con la unidad; el ejercicio de la libertad con el bien común; los objetivos de corto plazo con las metas a largo plazo.