Por qué los mosquitos zumban
Ghana / Jamaica
Todo el mundo sabe que Anansi y Mosquito eran amigos. Además de eso eran granjeros y, como suelen hacer los granjeros, de vez en cuando se reunían y hablaban de cosas relativas a la siembra y las cosechas. Una vez, en la época de la cosecha, decidieron participar en un certamen de ñames.
El Hermano Mosquito solía alardear de ser descendiente de un largo linaje de cultivadores de ñames, y que su padre era el mejor de los mejores. Pero, además, en esta ocasión, su fanfarronada fue también la mejor. El Hermano Mosquito le dijo a Kwaku Anansi que su padre tenía el mayor ñame del certamen. De hecho, dijo que había visto con sus propios ojos el ñame que su padre había cosechado para la ocasión. Kwaku Anansi se puso a pensar en todas las cosas grandes que conocía. Tan grande como un elefante. Tan grande como una casa. Hasta que finalmente soltó:
―¿Tan grande como qué, Hermano Mosquito?
―Kwaku Anansi, tú nunca has visto un ñame tan grande como ése –dijo el Hermano Mosquito–. Es más, no te puedes imaginar un ñame tan grande como ése.
Y añadió finalmente:
―Es tan grande como mi pie.
Kwaku Anansi sintió que el corazón le daba un vuelco a causa del miedo. Sintió que se le salían los ojos de las órbitas de incredulidad. Luego, cuando se calmó un poco, dijo:
―¿Tan grande como tu pie, Hermano Mosquito?
Y Mosquito lo repitió un poco más fuerte, por si Kwaku Anansi no le hubiera oído bien:
―Sí –insistió–. Tan grande como mi pie.
Kwaku Anansi levantó la nariz de forma despreciativa.
―Hermano Mosquito, eres presuntuoso como sólo tú puedes serlo. Eres tan engreído que te has vuelto tonto. ¿Tan grande como tu pie?
Y con eso, Kwaku Anansi se puso a girar como una rueda, dejando al Hermano Mosquito y adquiriendo velocidad poco a poco; tanta velocidad que acabó colisionando con el Hermano Serpiente Amarilla, que subía por el camino. Pero el Hermano Serpiente Amarilla se asustó tanto con el choque de Kwaku Anansi que disparó una reacción en cadena de pánico y alarma entre los animales.
El Hermano Serpiente Amarilla corrió a esconderse en el agujero más cercano que pudo encontrar, sin caer en la cuenta de que pertenecía a Conejo. Conejo se asustó tanto con tan inesperada visita que salió corriendo del agujero al doble de velocidad, de tal manera que chocó con el Hermano Mono. Intentando apartarse, el pobre Mono dio un salto tan grande que fue a parar a un árbol y, sin poder detenerse, fue dando saltos de rama en rama, hasta que aterrizó en el nido de un pájaro, a la distancia de un dedo gordo de pie de mono de un polluelo que había en el nido.
Como será fácil de imaginar, Mamá Pájaro montó en cólera, se encaró con el Hermano Mono y le pidió una explicación por lo que había hecho. Claro está, Mono acusó al Hermano Conejo. Pero Mamá Pájaro se negó a aceptar excusas y exigió un cara a cara con el acusado para averiguar la verdad. Y esto puso en marcha una reacción en cadena a la inversa. Cuando encontraron al Hermano Conejo, éste acusó al Hermano Serpiente, de modo que Mamá Pájaro, Mono y Conejo se fueron a buscar a Serpiente Amarilla, que acusó a Kwaku Anansi por haberle asustado primero. El Hermano Serpiente Amarilla se unió a la comitiva de búsqueda hasta que dieron con Kwaku Anansi, el cual desveló que el Hermano Mosquito había sido el origen de todos los problemas, que todo había ocurrido por culpa de su tendencia a alardear, lo que le llevó a inventarse una historia sobre un ñame tan grande como su pie.
Una banda de animales furiosos rodeó al Hermano Mosquito y lo acribilló con una serie incesante de preguntas, cuyas respuestas no podían ser más que afirmativas:
―¿De verdad que estabas conversando con Kwaku Anansi?
―¿Y hablabais de siembras y cosechas?
―¿Y dijiste de verdad que tu padre había recolectado un ñame enorme?
―¿Alardeaste de que aquél era el mayor ñame que habías visto jamás?
―¿Y es cierto que dijiste que ese monstruoso ñame era tan grande como tu pie de mosquito?
¡Pobre Mosquito! No dejaba de decir «Sí» a tan larga lista de preguntas. Y fueron tantas las preguntas y Mosquito tuvo que repetir «Sí, sí, sí» durante tanto tiempo, que al cabo de un rato parecía como si todos los síes se hubieran unido en un gran ssssssssssssssssí, hasta convertirse en el único sonido que Mosquito podía pronunciar.
Desde entonces, el Hermano Mosquito ya no ha podido hacer otro sonido. Por mucho que lo intenta, lo único que sale de los labios es sssssssssss, y no hace otra cosa que culpar a Kwaku Anansi.
Jack Mandora, mí no elige ninguna.
Adaptación de Amina Blackwood Meeks (2019).
Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.
Comentarios
La araña Anansi –o Kwaku Anansi, Nanzi, Ananansa, Annancy, Anansiil, B’anansi, Ayiyi– es uno de los personajes más ubicuos e imperecederos de la tradición oral de la humanidad. Nacido en África Occidental y llevado por la fuerza al Caribe en los navíos de los esclavistas europeos, Anansi viene a ser algo así como un héroe para las culturas que cuentan sus anécdotas y hazañas, representándole unas veces como araña, otras como humano y aún otras más como una combinación de ambos.
En esta ocasión, el relato nos llega desde Jamaica en una maravillosa adaptación de la storyteller y custodia de la tradición oral jamaicana Amina Blackwood Meeks, que añade una nota a su aportación a esta Colección:
«Todas las historias jamaicanas terminan con “Jack Mandora, me no choose none” (Jack Mandora, mí no elige ninguna).
“Jack Mandora es el Guardián de las Puertas del Cielo, y necesita asegurarse de que hemos comprendido las historias, pero que no hemos elegido emular las actitudes antisociales que puedan aparecer en ellas. (Mí no elige ninguna – Yo no elijo nada de todo eso.)
“En la diáspora del nombre de esta figura central del folklore de África Occidental [de Anansi] existen muchas variaciones en la forma de escribirlo. Hemos optado por la ortografía de su tierra natal en Ghana, como un acto de reparación cultural, siguiendo el ejemplo de Anansesem, que significa historias de la araña.”
Según Amina, esta versión de Anansi y el Mosquito está influenciada por la versión documentada de Louise Bennett Coverley, a quien se tiene por la Madre del Storytelling Jamaicano, icono cultural de la isla caribeña.
Fuentes
- Aardema, V. (1975). Why Mosquitoes Buzz in People’s Ears. New York: Dial Books.
- Meeks, A. B. (2019). Ananse and Mosquito. En correo privado y personal.
Texto asociado de la Carta de la Tierra
Principio 6c: Asegurar que la toma de decisiones contemple las consecuencias acumulativas, a largo término, indirectas, de larga distancia y globales de las actividades humanas.
Otros fragmentos de la Carta que puede ilustrar
Principio 10d: Involucrar e informar a las corporaciones multinacionales y a los organismos financieros internacionales para que actúen transparentemente por el bien público y exigirles responsabilidad por las consecuencias de sus actividades.